[Anarcofeminismo] Recuperemos el 8 de marzo como día de la mujer trabajadora.

Comunicado SOV de Albacete:

Otro año más llega el 8 de Marzo, fecha que van vaciando de contenido, despojando de toda lucha de clase y de todo origen, institucionalizándola. Lo que comenzó siendo un día de conmemoración por la lucha de las mujeres obreras, se ha convertido en un día festivo por ser mujer, carente de sentido y sin ningún objetivo de lucha emancipadora.

Este feminismo “bonito” que nos vende, que por ser mujer nos deben de felicitar con un buen ramo de flores, convirtiendo esta fecha en un día comercial más, cuando a sabiendas de todas y todos hay compañeras a las que explotan precisamente en este sistema de consumo.

Con el 8 M Institucional (el que solo vemos, porque ya se ocuparan sus medios de que no nos llegue otra alternativa), fecha en la que el Estado de forma tradicionalista hace de padre con nosotras diciéndonos que está bien o mal y como debe ser nuestra lucha, desposeyéndonos, manipulando y reprimiendo cualquier movimiento que no comulgue con el feminismo “oficial”, sancionando a compañeras que practicamos la acción directa, que no nos plegamos a lo que nos impone el Estado y que no entendemos este día sin un feminismo anticapitalista y de clase.

Poco tiene que ver este feminismo “oficial” con la emancipación real de la mujer. Este feminismo burgués excluye a toda organización con objetivos de lucha basados en el asamblearismo, apoyo mutuo, la autogestión y la acción directa, criminalizándonos por ello. Podemos ver que la gran mayoría de los actos organizados por diferentes colectivos, sindicatos del Estado e instituciones para este día, están más relacionados con el 25 N que con lo que representa el 8 de Marzo; talleres sobre la violencia de Género, el amor tóxico, romántico o la forma terapéutica del “cuídate tú”, para adaptarnos “lo más felices posibles” al propio sistema que nos oprime y reprime, pero olvida cualquier lucha de clase, ya que deben ver más favorable a sus intereses para con las élites dichos actos, porque ya sabéis que es más “molesto” y da menos “amigas” el organizar piquetes y señalar a empresarios acosadores o empresas explotadoras, muchas de ellas dirigidas por mujeres, que luego participan en las  concentraciones y manifestaciones por “nuestros” derechos pero ellas mismas nos explotan. Esa es la diferencia entre el Feminismo Institucional y el feminismo de clase.

Estamos hartas de ver como aquellas que hablan de que nos invisibilizan como poetas, pintoras y escritoras, al mismo tiempo invisibiliza al resto de mujeres, a todas las compañeras que han estado y estamos en lucha contra la dominación de ideologías autoritarias, que somos críticas con la estructura del sistema, aquellas que son explotadas en todos los ámbitos de la vida, ya que con los años y cediendo, como buenas mujeres que somos, vamos desistiendo de ese propio espacio luchado.

¿Día de La Mujer trabajadora? No, que todas lo somos, mejor día de la Mujer….

LAS ANARCOFEMINISTAS NOS NEGAMOS, no luchamos las obreras, ni por las mismas necesidades y derechos, ni con la misma inmunidad que las mujeres burguesas.

Con todo ello han ido desposeyéndonos de cualquier lucha de clase, aquella que lucha contra el proceso de adoctrinamiento que nos intenta imponer ese feminismo institucional, desde un lugar de privilegio, que habla de victorias (siempre que seas burguesa, blanca y a poder ser joven o parecerlo), olvidándose de la mitad del planeta, que nos dice que luchemos contra el techo de cristal, mientras se olvidan de las Mujeres que están fregando “sus suelos”. Ya se ha demostrado que la mujer ha podido ocupar espacios de poder, convirtiéndolo en una lucha individual, jamás colectiva, que poco puede hacer por la clase oprimida, que no llega a final de mes por más horas de vida que sacrifique en trabajo. Existen tanto jefes como jefas explotadoras.

El Feminismo “oficial” se ha introducido en el movimiento 8 M, nos habla de apoyar a mujeres que puedan ser parte del Estado y tener cargos de poder, y como bien decía Emma Goldman “si votar sirviese de algo sería ilegal”, esto nosotras lo tenemos claro, pero aquí es donde “para su lucha” que habla de pequeñas victorias, como que se pueden crear leyes a favor de la mujer, leyes como la de conciliación, escasa de tiempo y recursos, o ley contra la Brecha Salarial, que te asegura el mismo salario que tu compañero, pero lo que ocurre es que se va igualando a la baja, porque así es como funciona el capitalismo.                                                                                                          Además de que la gran mayoría de compañeras después de una larga y mal pagada jornada laboral, llegarán a su espacio privado a seguir trabajando sin remuneración alguna, pues esa doble jornada es el rol social que nos ha marcado su propio sistema capitalista y patriarcal, no valorizando y sin plantearse el reparto equitativo del trabajo que se encarga del cuidado de la vida, que a éste sistema le viene muy bien para tener futura mano obrera de bajo coste y de la que se desentiende, relegándonos como meras proveedoras de fuerza de trabajo.

De poco sirve la lucha feminista sin lucha de clase contra la jerarquización, explotación y autoridad. El 8 M lo han convertido en la representación más “sublime” del capitalismo, apropiándose poco a poco del discurso, lo hemos podido ver como por ejemplo con “mi cuerpo es mío y decido yo”, que comenzó como movimiento sobre los derechos reproductivos y ha derivado en replantearnos el poder comercializar nuestro propio cuerpo, capitalizándolo y cosificándolo, una nueva oportunidad para que el Estado siga legislando sobre él en beneficio del capital.

El 8 M institucionalizado con un discurso conciliador que cierra la puerta a toda Acción directa, que “nos deja la calle” siempre que salgamos a ella con globos y batukadas, para “celebrar muy pacíficamente” que el 8 M es la fiesta de las Mujeres, y que olvida que para el feminismo de clase ha conllevado represión, opresión, encarcelación y muerte de compañeras en su puesto de trabajo por unas condiciones dignas y derechos, de ahí la CONMEMORACIÓN DEL DÍA DE LA MUJER TRABAJADORA.

Tenemos tanto que decir, tanto que repensar y tanto por lo que luchar, que Compañeras, no nos queda otra que un ANARCOFEMISNISMO fuerte en nuestra afiliación, la única formulación de lucha feminista que no nos lleve a callejones sin salida, como se está viendo que vive el 8 M y su institucionalización, una lucha que parece que el único objetivo es dejarnos sin memoria de todo lo luchado.

SALUD Y ANARCOFEMINISMO

Comunicado Confederal CNT-AIT:

EL PATRIARCADO MATA. EL CAPITALISMO REMATA.

El día 8 de Marzo se celebra el día de la mujer trabajadora, un día histórico que reivindica la lucha de las mujeres trabajadoras en favor de la igualdad y la justicia social, algo que es tan importante reivindicar hoy como lo fue hace ya más de 150 años, cuando las mujeres trabajadoras de las fábricas textiles de Nueva York organizaban huelgas reivindicando subidas salariales y eran represaliadas por la policía. En Cataluña, durante las primeras décadas del siglo XX, la precarización de la industria textil sacó a las obreras a la calle. O como las trabajadoras de las fábricas de fósforos, en Londres, que luchaban contra jornadas interminables de trabajo, éstas y muchas más, son luchas que se han extendido y han continuado hasta nuestros días, momento en que la explotación de la mujer continua a la orden del día.

Actualmente siguen siendo muchas las asignaturas pendientes para que la mitad del género humano deje de estar en situación de vulnerabilidad frente a la otra mitad, y donde mejor se ve reflejada esa desigualdad es en el mundo del trabajo. Las empresas son un reflejo de la sociedad patriarcal, menosprecian a las mujeres y eso se evidencia en la discriminación que sufren tanto en el acceso a la promoción como en salario. Durante el pasado año, la brecha salarial entre hombres y mujeres fue del 9,4% en España, y en el conjunto de la Unión Europea las mujeres cobran un 13% menos por hora trabajada que los hombres, lo que equivale aproximadamente a un mes y medio de salario al año. Lo mismo ocurre con las posibilidades de encontrar empleo: en el último trimestre de 2022 aumentó la cifra de paradas en España, situándose la tasa de paro entre las mujeres en un 4% superior a la de los hombres, y en el caso de las mujeres trans, alcanzando la inaceptable cifra del 80%

Otro problema al que se enfrentan las mujeres en el trabajo es el del acoso sexual. Da igual que venga de un jefe, compañero de trabajo o un cliente. Todo esto trae consigo tanto problemas psicológicos como un clima laboral en el que la víctima se ve forzada o bien a ceder a costa de su propia salud o bien a abandonar su trabajo, con la consiguiente repercusión en su vida laboral, económica y social.

Entre las mujeres de clase trabajadora no hay muchas más opciones. O te sometes a un mercado laboral al que no le importan ni tus derechos ni tu dignidad, o te quedas sin poder pagar facturas. Hay que conciliar la vida entre un trabajo que te explota y te desprecia, y un tiempo que no tienes, pero que te obliga a estar siempre disponible para las necesidades de quienes te rodean, con lo cual, las jornadas son dobles, las de dentro y las de fuera de casa. En los cuidados hay una responsabilidad que mayoritariamente recae siempre en las mujeres. Esta es una realidad que repercute directamente en los problemas que hemos señalado anteriormente: incapacitan a las mujeres para salir al mercado laboral y le impiden el acceso a una buena formación que les permita acceder a un mejor puesto de trabajo bien remunerado. Es un círculo vicioso del que solo podemos salir rompiendo con este modelo de sociedad patriarcal y capitalista que promueve las clases sociales y el injusto reparto de la riqueza. Por esa razón es importante desarrollar un discurso que rompa con las desigualdades de género, pero también con las desigualdades de clase social.

Desde el feminismo burgués se reivindica una igualdad que permita a mujeres alcanzar el mismo nivel y estatus social que los hombres que manejan el poder, dirigir empresas y ponerse al frente de las instituciones que el Estado utiliza para reprimir y someter a la mayoría de la población. Somos trabajadoras y pobres y desde el anarcofeminismo no buscamos equipararnos a los hombres en el ejercicio del poder, ni pretendemos dirigir las empresas del modelo productivo capitalista, ni vestir uniformes con los que reprimir, castigar y encerrar a aquellas personas que quedan fuera de los márgenes de la ley. No queremos tener nada que ver con el Estado porque son sus instituciones las que nos han estado sometiendo desde hace centenares de años. Este 2023 volvemos a reivindicar el 8M como Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Rechazamos todos aquellos discursos esgrimidos desde sindicatos, partidos políticos y otras organizaciones, que bajo la falacia de la “pluralidad” ocultan el adjetivo “trabajadora” y homenajean con paternalismo a las mujeres por ser mujeres. De este modo, dichos voceros del poder eliminan el componente de clase social de esta jornada reivindicativa tan importante que, precisamente, se origina a raíz de las luchas de mujeres de clase obrera. He ahí la estrategia burguesa: no nombrar los episodios históricos los vuelve transparentes, como si jamás hubieran existido, entre la desmemoria y el revisionismo. Contra el olvido de nuestras referentes, las que nos antecedieron en la lucha, nosotras alzamos nuestra voz. Mujeres trabajadoras, mujeres en lucha.

Es delirante reivindicar la igualdad entre hombres y mujeres y no cuestionarse las evidentes diferencias sociales y económicas que existen entre una empresaria y sus trabajadoras, entre exitosas mujeres de negocios y sus empleadas domésticas, entre las que tienen la oportunidad de acceder a puestos de trabajo que les permitan alcanzar un buen nivel de vida y las que acaban en garras de la precariedad, con trabajos en el campo o en la hostelería, o directamente excluidas y criminalizadas como mujeres trans o las mujeres racializadas. No queremos igualdad de oportunidades para competir con los hombres en su podrido y obsoleto sistema patriarcal capitalista, simplemente queremos destruirlo para poder construir un modelo basado en la igualdad, la justicia social y en un justo reparto del trabajo y la riqueza.