[Opinión] CSIF el clasismo entre trabajadores/as que empuja a la privatización. 

Además de la estructura institucional propia del Estado que comienza por el poder monárquico, más los manidos tres poderes liberales; ejecutivo, legislativo y judicial. El Estado es apuntalado también por otra serie de poderes adjuntos no oficiales, el principal es el poder capitalista, tanto, que el resto de poderes oficiales y no oficiales giran en torno a su estabilidad. El poder mediático es otro de esos puntales fundamentales, donde el objetivo es, el control de la opinión pública bajo los parámetros de la visión capitalista y estatalista. Sostener el orden del privilegio es la función de todos estos poderes. 

Para apaciguar las respuestas sociales que provocan este orden del privilegio, el Estado integra a través de la regulación, la representación y la financiación social a distintos colectivos también como puntales, es el caso de los “sindicatos de estado”, que son todos aquellos que reciben subvenciones dentro del organigrama representativo, destacan por supuesto, CC.OO Y UGT, su inestimable ayuda al Estado y por ende al capital, para mantener la paz social a pesar de décadas de pérdidas progresivas de poder adquisitivo por distintas vías, es evidente. Pero sus bases, se podrían seguir considerando de clase, trabajadores y trabajadoras con cierta conciencia de igualdad entre obrero/as, a pesar de que ni gestionan, ni deciden sobre su propia organización. Después encontramos una amalgama de sindicatos regionales, y gremiales que, también mantienen estructuras ejecutivas, y en su afán por hacerse un hueco representativo en el sector de turno o territorio, disuelven recurrentemente o intencionadamente la necesaria unidad de lucha.    

Pero hay un sindicato con amplia instauración que reúne todos los males del corporativismo sindical patrio, este es el CSIF, la Central Sindical Independiente de Funcionarios (cicatero incluir la palabra independiente recibiendo subvenciones) de ámbito nacional, esta agrupación mayoritaria entre el funcionariado sindicado, no solo rompe la unidad de lucha obrera más básica, o vive del sindicalismo, o aleja las decisiones propias y negociaciones de su afiliación, o mercantiliza la sindicación, también es clasista (que no de clase…) ya que defiende un orden de privilegio laboral simplemente por pertenecer a un sector, (un sector por cierto, desigual, donde hay diferencias de más de un 250% entre los que más cobran y los que menos, aunque fueran los que menos, en la mayoría de los casos, quienes se demostraron esenciales cuando la realidad nos alcanzó, pero eso lo veremos en otra ocasión…).  

El ejemplo reciente más claro de clasismo en el CISF es su defensa acérrima del sistema de salud laboral para funcionario/as MUFACE, un sistema que viene de la dictadura y que ha logrado medrar en democracia gracias a la defensa de sindicatos como el CSIF, que se sienten cómodos con el trato preferente que los negocios sanitarios privados conceden al cuerpo de funcionarios, aunque mantener este sistema sea costoso, y sobre todo vaya en detrimento del sistema sanitario público, ya que su instauración en estas décadas (junto con el resto de mutualidades laborales) ha reforzado lo suficiente a los negocios sanitarios privados como para abordar la privatización sanitaria con más capacidad y fuerza, algo que actualmente es un hecho, y que se demuestra en el desmantelamiento del servicio sanitario público que las clases populares estamos sufriendo, “un tiro en el pie” en toda regla.

Con esta realidad actual, viendo cómo se desmorona el sistema sanitario público, donde realizan su labor gran parte de afiliado/as de CSIF, no solo este sindicato no ha hecho nada, ni está haciendo nada al respecto, si no que amenaza con una huelga solo para defender el sistema MUFACE… Qué vergüenza, y que nueva traición de clase, ojo que CC.OO y UGT y otros sindicatos gremiales también lo defienden, con la boca un poco más pequeña, pero también. Así este sistema se ha podido instituir desde el franquismo (al igual que el de las mutualidades patronales laborales) siendo evidentemente inestable al depender del lucro del negocio sanitario privado, viéndonos todas y todos chantajeados, ya que se sufraga, como todo, con el valor creado por toda la clase obrera.

Ante este panorama que demuestra, lo perdida que está la clase obrera funcionarial de lo social gracias a estos sindicatos, que no han dejado de facilitar y ayudar al Estado en su interés privatizador. Animamos al funcionariado a romper con estas lógicas que están llevando a la función pública de lo social a su desmantelamiento, recuperando las herramientas de lucha y decisión obrera fundamentales, para romper con los artificios que nos separan como clase trabajadora.

Hacia una huelga general; sanitaria, educativa, postal, emergencias, mantenimiento, cuidados sociales y medioambientales, transporte, etc. Que haga temblar al Estado, como paso necesario para que entre toda la clase proletaria hagamos zozobrar el capitalismo que está conduciendo al desastre a toda la sociedad.  
        
Frente al clasismo dentro de la igualdad obrera; sindicalismo asambleario, no subvencionado, de acción directa y apoyo mutuo.