Se acerca una nueva convocatoria electoral. En mayo de este año habrán elecciones municipales, europeas y autonómicas (excepto en Andalucía, Cataluña, País Vasco y Galicia). Los partidos políticos, auténticas empresas de captar votos, se pondrán a pleno rendimiento a la caza de electores, con el fin de obtener más cargos políticos para los miembros de su partido y más subvenciones e ingresos para su formación. En estas elecciones el tema estrella será el auge de la ultraderecha en España, al igual que hace años ya es un hecho a nivel global. El capitalismo, en periodos de crisis o gran des-contento social, históricamente ha utilizado su forma más bruta y autoritaria, el fascismo. Toda ultraderecha, mediante altas dosis de nacionalismo, xenofobia, racismo y machismo, y apelando a algo tan profundo e irracional en la psicología humana como la identidad de grupo, disuelve la conciencia de las clases obreras y bajas (a favor de los intereses de la clase capitalista) en una conciencia nacional o incluso“racial”. Con ello logra por una par-te mitigar las luchas sociales y sindicales, y por otro lado, reforzar la creencia y la fe en el Estado capitalista, lo que además permite incrementarla concentración de la riqueza y por tanto de las desigualdades sociales.En esta próxima cita electoral “triple” habremos de elegir a nuestros dirigentes en dichos tres estamentos parlamentarios. El Estado nos pe-dirá nuestra contribución con la única participación política que nos es permitida: introducir en una urna una lista de las personas que duran-te cuatro años van a decidir en tu nombre.El Estado renueva permanentemente la supuesta legitimidad de su poder sobre la sociedad a la que gobierna mediante las elecciones. Cada 4 años, en el caso del Estado Español, los súbditos y contribuyentes debemos elegir los políticos a los que entregamos un cheque en blanco y que no podemos revocar. Nos ponemos a su plena disposición, dispuestas a acatar todo lo que nos impongan pues para ello tienen todo el poder legal. Entregamos toda nuestra capacidad de decisión a esas personas que ni conocemos más que por lo medios de prensa. Ellos desde sus parlamentos y gobiernos van a decidir absolutamente todo sobre nuestro destino, nuestras vidas, nuestras libertades, nuestras economías, el medio ambiente, hasta sobre el aire que respiramos, la comida que comemos…La Democracia es un sistema perfeccionado del Estado, ya que en la dictadura el poder provenía de la fuerza, al haber vencido una guerra o golpe de Estado, o por nacimiento (cargos hereditarios como la monarquía). En democracia, como en cualquier forma de Estado, los gobernantes tienen el mismo poder de decidir sobre todo aspecto, sin consultar a la sociedad que gobiernan, sociedad que además no puede revocar a sus dirigentes cuando lo desee, y cuya única capacidad de decisión queda limitada pues a escoger sus amos.
Alguien dirá que también existe el referéndum. Esta figura bien merece un extenso artículo de análisis. Pero hay que decir que dicho mecanismo surgió en las dictaduras para que el pueblo refrendara una decisión previamente tomada. El gobierno convoca esa votación cuando le conviene, sobre un tema escogido por él mismo, una pregunta y respuestas cerradas, sin posibilidad de debate, de llegar a consensos o soluciones alternativas, y por supuesto con todo el enorme aparato de propaganda y recursos que posee el Estado a su servicio, además de los supuestos medios de comunicación que -excepto los alternativos y marginales- están en manos de grupos empresariales, y por tanto con unos intereses claros, además de condicionados por la publicidad también de grandes empresas.Por otra parte, el Estado no es sino la forma política del Capitalismo,que surgió históricamente con la aparición de dicho sistema económico. El capitalismo puede ser en su forma clásica, es decir capitalismo privado (donde los recursos, la tierra, y los medios de producción son propiedades privadas), capitalismo de Estado, donde el único propietario es el propio Estado, o formas mixtas de ambos. El Estado/Capitalismo exige un continuo crecimiento de la economía. Si dicho crecimiento se frena temporal-mente, y peor aún si decrece, el sistema entra en crisis: en su forma económica (Capitalismo) entra en uno de sus periodos cíclicos de recesión que ya conocemos bien quien lo sufre y paga, y en su forma política (Estado) por falta de ingresos tiene que fabricar más moneda con lo que se entra en una espiral de inflación, o bien endeudarse, con créditos que pagará la sociedad, y con el fin de rescatar las grandes empresas o bancos con dinero público.Pero el continuo crecimiento económico no implica mayor riqueza para toda la sociedad sino todo lo contra-rio: mayores desigualdades económicas, más pobreza y mayores fortunas en manos de una minoría.Por otro lado, este infinito crecimiento económico es completamente insostenible, por imposible en un planeta con los recursos finitos, y le-talmente destructivo para todas las especies, el medio y nuestra propia salud.El Estado tiene como último fin man-tener el orden capitalista: la propiedad privada de los medios de producción y distribución, de la tierra y de los recursos naturales y mantener el régimen de explotación laboral en forma de asalariado. Sin aparato legislativo, judicial, carcelario y policial no habría capitalismo posible. También se requiere del adoctrinamiento ideológico y de la enseñanza de las habilidades necesarias para proveer de mano de obra y súbditos dóciles que reproduzcan el sistema. Nos querrán hacer creer una vez más, y por enésima ocasión, que podemos cambiar las cosas simplemente substituyendo las personas que están en los parlamentos y en los gobiernos. Pero el problema no está en las personas sino en las estructuras.El poder corrompe a quien lo ejerce y degrada a quien se somete.El Estado, como todo poder, implica corrupción. Los dirigentes tienen otros intereses y privilegios y se codean con la clase capitalista que los acoge y premia para que defiendan sus intereses. Y en último término,el poder de la clase política es mínimo en comparación al poder del Capital al cual -por fuerza o por propio interés- obedecen.Aún así, es imposible la igualdad política sin igualdad económica: ¿Cómo puede tener el mismo poder una trabajadora o parada que una empresa multinacional? Con las elecciones entregamos nuestra soberanía a una minoría, que sea del color que sea, siempre aplicará las políticas del capitalismo, por qué el Capital es el que posee el verdadero poder en el capitalismo y la misma clase política se funde con la clase capitalista. Así todos los gobiernos de izquierda han aplicado las medidas marcadas por el Capitalismo. Los grandes recortes sociales y las privatizaciones en todos los países han sido obra en gran parte de gobiernos de izquierda. Sino somos capaces de gobernarnos, ¿cómo la clase política es tan “inteligente e incorruptible” para gobernarnos a todos?. Las mejoras y conquistas sociales nunca se han logrado en elecciones.
Con ellas solo se consigue desmantelar movimientos sociales, engañar y apaciguar a la población. La lucha obrera y social es el único camino para defender nuestros intereses, pero con el horizonte puesto en cambiar el sistema, pues no es el nuestro, no nos conviene, no es sostenible con nuestro planeta, no es compatible ni con el bienestar colectivo ni con la vida misma. Hemos de denunciar el engaño de la Democracia, negarnos activamente a participar y con ello reproducir el Estado/Capitalismo.Hay que abolir la explotación y la opresión, disolver el poder entre el pueblo, recuperar el mando de nuestras propias vidas, gestionando la riqueza y la sociedad de manera colectiva, asamblearia, y con ello poner fin a las clases sociales, a las desigualdades y a los intereses egoístas y antagónicos de clase. Y ejemplos de esa otra forma de funcionar los hay muchos en la historia y en la actualidad. O continúas con lo mismo, te lamentas, pero vas a votar una vez más, esperando que algo cambie haciendo siempre lo mismo. O rompes el cerco, y te organizas y luchas contra la farsa de democracia y el Estado/Capitalismo. Nos va la vida en ello. Tú decides.
Secretaría general de la CNT-AIT de Levante