Desde el Sindicato de Oficios Varios de Albacete de la CNT-AIT queremos informar a toda la clase trabajadora que nuestro sindicato se adhiere a la manifestación por el derecho a la vivienda que ha convocado la Plataforma Albacete por la Vivienda el próximo día 10 de Noviembre a las 12:00 hrs. en la Punta del Parque Abelardo Sánchez (Plaza Gabriel Lodares).
Por esto, animamos a toda la clase trabajadora a que acuda a la manifestación, y animamos a la formación de un bloque anarquista y anarcosindicalista dentro de la propia manifestación. De este modo, convocamos a todo el movimiento libertario a participar en la jornada de lucha que se va a llevar a cabo en las calles de nuestra capital, para hacer una demostración de fuerza frente al Estado y a la patronal inmobiliaria.
Por otra parte, y a pesar de que nos adherimos a la manifestación, desde el Sindicato de Oficios Varios de Albacete de la CNT-AIT no nos adherimos en su totalidad al manifiesto que ha hecho público la Plataforma Albacete por la Vivienda. Por lo que, con este motivo, queremos hacer público nuestro propio manifiesto desde nuestra perspectiva anarquista y anarcosindicalista.
MANIFIESTO ANARQUISTA Y ANARCOSINDICALISTA POR EL DERECHO A LA VIVIENDA DE LA CLASE TRABAJADORA
En la actualidad, el problema de la vivienda es uno de las principales problemas al que se enfrenta la clase trabajadora. En esta fase del capitalismo, la vivienda -como la mayoría de los bienes de primera necesidad- han pasado a ser prácticamente una mercancía especulativa, que ha sentado las bases de un capitalismo patrimonial e inmobiliario.
Las luchas por el derecho a la vivienda de estos últimos años han chocado contra sus propias contradicciones. La más importante de todas ellas ha sido la búsqueda del equilibrio entre la propiedad privada y el derecho a la vivienda; algo que es imposible bajo el régimen económico capitalista, pero explicable si atendemos al periodo de expansión del crédito, que intentó y consiguió difundir la ilusión de una clase media aspiracional entre la clase trabajadora, intentando convertirla en parte de la clase propietaria y profundamente conservadora. Pasar de un país de proletarios a una España de propietarios.
Ha quedado demostrado con los años que la lucha por el derecho a la vivienda no ha podido eludir la lucha contra la propiedad privada. La clase trabajadora, sin duda, se ha visto prácticamente expulsada del acceso al derecho de propiedad y ha sido condenada al inquilinato, es decir, al mercado de la vivienda en alquiler, apuntalada con unos precios abusivos, que a veces superan más del 50-70 % del salario medio, y que busca garantizar márgenes de beneficios de ese capitalismo patrimonial, que buscaba amasar rentas, con un bien de primera necesidad como la vivienda.
De la misma forma que la propiedad privada de los medios de producción provoca la contradicción de intereses y la lucha de clases, la propiedad privada de la vivienda ha provocado también una lucha de clases por los derechos habitacionales. Ambas formas de exclusión surgen de la naturaleza estructural del capitalismo, y son necesarias para su perpetuación, ya que el capitalismo no solo se perpetua a través de la explotación capitalista de la fuerza de trabajo, sino también a través del encarecimiento de los bienes de consumo.
El capitalismo inmobiliario desencadenó un encarecimiento del precio de la vivienda y recurrió -para la generalización entre la clase trabajadora- de la expansión del crédito, creando a su vez otro problema añadido: el de la deuda y la subsiguiente crisis del sistema bancario, que estalló en 2008.
Esta crisis provocó una reestructuración del mercado inmobiliario, un rescate bancario con dinero público, todo un parque de vivienda muerta en manos de los bancos, una devaluación de los bienes inmuebles, una expulsión de la clase trabajadora del acceso a los derechos habitacionales y una estimulación para la especulación de Fondos de Inversión Inmobiliaria accedan a invertir en inmuebles con medidas como la venta y privatización de vivienda pública a bajo coste con promesas de futuro, medidas fiscales para la explotación inmobiliaria, etc.
Quien sufre esencialmente esta ecuación del empobrecimiento es siempre la clase trabajadora. Primero, sufriendo un régimen salarial que les arrebata el beneficio de su trabajo y, en segundo lugar, porque con el consumo sufren una nueva explotación a través de la inflación de los precios y la congelación de los salarios.
Los Estados se han comportado desde entonces como protectores y promotores de un capitalismo patrimonial. Así, y a pesar de las múltiples luchas sociales en favor del derecho a la vivienda, en este caso en el Estado español, nos encontramos con una verdadera crisis social y habitacional.
Desde el año 2008 hasta el año 2020 se ejecutaron más de 1.000.000 de desahucios, la mayoría de ellos por impago de alquileres. Frente a los lanzamientos por impagos hipotecarios, en la actualidad la inmensa mayoría de los lanzamientos de desahucio se deben casi exclusivamente a impagos de alquileres.
Esta problemática de la vivienda se ve aún más intensificada por el proceso de turistificación y proliferación de viviendas para uso vacacional, turístico o temporal (airbnb, etc.), reduciendo el número de viviendas dedicadas a uso habitacional, reduciendo la oferta e incrementando sus precios. Esta imagen es la más clara, junto a los desahucios, de la expulsión de la clase trabajadora de los barrios, y su conversión en zonas turísticas, mediante la gentrificación y clasificación por el nivel de rentas.
La clase trabajadora de Albacete, sin ninguna duda, debe caminar hacia la constitución de un Sindicato Único de Defensa de la Vivienda, desde la que llevar a cabo una lucha en defensa de su derecho a la vivienda y a la vida. Frente a esta realidad capitalista, depredadora y explotadora, el anarcosindicalismo plantea la organización de la clase trabajadora sobre la base de la solidaridad, la autogestión y la acción directa. Es más, esta necesidad de organización sindical en el trabajo es aún más necesaria si cabe debido a que una parte importante de los lanzamientos de desahucios tienen una causa laboral: despido, impago se salarios, etc. Por ello, la clase trabajadora antes de organizarse sindicalmente para defender su derecho a la vivienda, debe estar organizada para defender su derecho a unas buenas condiciones de trabajo.
Por ellos, debemos contar con una organización que realmente garantice los intereses habitacionales de la clase obrera, que luche por la reducción del precio del inquilinato, a través de la Huelga de Alquileres, y la expropiación colectiva y la ocupación de inmuebles en propiedad de bancos, fondos buitre (Blackstone, Apollo, Cerberus, Colony Capital, Intrum, etc.), de la SAREB (Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria) y grandes tenedores de vivienda.
Por la socialización y autogestión de la vivienda, y por la socialización de los medios de producción y de los servicios.
O BAJÁIS LOS PRECIOS, O LOS BAJAMOS NOSOTRXS, HACIA LA HUELGA DE ALQUILERES
CONTRA LA ESPECULACIÓN INMOBILIARIA, EXPROPIACIÓN Y OCUPACIÓN DE INMUEBLES PROPIEDAD DE BANCOS, FONDOS DE INVERSIÓN, SAREB Y GRANDES TENEDORES DE VIVIENDA
HACIA UN SINDICATO ÚNICO DE DEFENSA DE LA VIVIENDA