Durante el Congreso Extraordinario de la AIT en Belgrado (2017), la organización desarrolló y organizó todo un conjunto de actos públicos al margen de la agenda del Congreso, para que los asistentes pudieran acudir a debatir, escuchar y conocer diferentes experiencias, luchas y problemáticas de la clase trabajadora. A éste efecto se organizó una Conferencia en la que participaron varios miembros de ZSP y de ASI, las secciones de la AIT en Polonia y en Serbia. La Conferencia trató fundamentalmente de la lucha por la vivienda y en defensa de los inquilinos, en el marco de un proceso de gentrificación. En este contexto, se creó en el año 2009, Komité Obrony Praw Lokatorow (Comité para Defensa de los Derechos de los Inquilinos) impulsado por compañeros anarcosindicalistas de la AIT, que durante los años anteriores había llevado a cabo desde la ZSP.
En el contexto de la transformación económica de los años 80, en Polonia, supuso un cambio muy importante para la clase trabajadora, ya que la mayor parte de ella vivía en viviendas públicas. Durante esa década el Estado y la clase capitalista comenzaron a impulsar una serie de leyes dirigidas a que los propietarios pudieran recuperar sus antiguos edificios. El 10% de los edificios que no habían sido destruidos durante la II Guerra Muncial, querían ser devueltos a sus antiguos propietarios, y en este sentido privatizar la vivienda, en el marco de un proceso de gentrificación, donde se expulsa de ciertos barrios a la población que los habita y crear una oportunidad para el enriquecimiento y el desarrollo capitalista.
Si ésto ya suponía todo un problema para la clase trabajadora, se añadió otro aún mayor que fue el nacimiento de toda una mafia que estaba destinada y dirigida a expulsar a la gente de sus viviendas y convertirlos en edificios de lujo, destinados a las clases capitalistas.
La vivienda pública ha quedado conceptuada como una una reliquia del comunismo que hay que liquidar al capitalismo, construir nuevos edificios y subir los precios. Sin embargo el problema de la vivienda no lo es para la clase capitalista que fundamentalmente lo hace para enriquecerse de este nuevo objeto de lujo, ya que argumentan que éste no será ningún problema para la clase obrera que deberá buscar nuevos alojamientos en el mercado libre, pero evidentemente la clase trabajadora no quiere verse obligada a tener que pagar unos precios más caros por la vivienda o directamente verse esclavizada toda la vida para poder tener satisfecha esta necesidad.
Cuando la crisis comenzó, la gente se escandalizó de que el Comité para la Defensa tuviera una oficina junto a la ZSP para luchar contra este proceso. Sin embargo la gente del barrio, pronto creó una conexión con la organización local.
Con esta demostración, las clases capitalistas de la ciudad querían librarse de las clases bajas, hasta el punto de que, invitar a tu pareja a tu vivienda, podía ser motivo para que quisieran expulsarte de ella.
La lucha de los inquilinos en Varsovia.
Cuando el Komitet Obrony Praw Lokatorow se entera y los inquilinos acuden a la oficina, y hay una situación en la que se quiere expulsar a los inquilinos de sus viviendas, se encargan de organizar la lucha mediante la acción directa y se organizan para ocupar el inmueble e impedir que se produzca el desalojo de los inquilinos. Durante esta ocupación del inmueble, las compañeras y compañeros que asisten, ocupan las escaleras, las entradas y salidas del edificio, los ascensores (allí donde los hay) e incluso la vivienda de los inquilinos, e impiden por todos los medios que puedan entrar al edificio con la policía. Ésta es quizás una de las maneras más importantes para luchas contra los desahucios en los inmuebles, a los que acude también la policía.
La acción directa es fundamental en esta lucha para que los inquilinos no puedan ser desalojados de los edificios, y para presionar a la clase política para que se vean obligados a resolver estos problemas. Por lo que una de las medidas más importantes es la de ocupar las sesiones de los organismos gubernamentales locales, informando de la mafia y la corrupción que se estaba generando en este negocio, por lo que la opinión pública se ha hecho eco de estos problemas y muchas personas están participando en la ocupación de inmuebles en defensa de los inquilinos.
Durante las luchas, se informa de esta corrupción, e incluso de que la mafia estaba involucrada en el asesinato de una mujer que estuvo muy involucrada en las luchas del Komitet, después de vender su vivienda. Las instituciones se vieron obligadas ante la opinión pública de crear una comisión para investigar todo lo sucedido.
El Komitet se ha encargado de organizar multitud de ocupaciones en desalojos y ocupaciones de gobierno locales, mediante la acción directa, que es la única que puede parar los desahucios, pero también el Komitet se ha servido de asesoramiento jurídico, ya que la ley de desalojo en Polonia obliga a que el desahucio solo pueda ser ejecutado con una orden de un juez y los inquilinos tienen que ser avisados del desalojo con antelación. La ley aplicable en Polonia, permite que si se produce una ejecución de desahucio ilegal los inquilinos puedan ocupar por muchos años sus viviendas.
La mayoría de los desahucios no se consiguen ejecutar porque solo acuden los propietarios, pero cuando éstos saben que el Komitet se encuentra tras la defensa de los inquilinos, suelen traer a la policía, que tampoco se ven capacitados a hacer demasiado, porque la policía no se atreve a utilizar la violencia en estos actos, ya que muchas de las personas que acuden a las ocupaciones son personas de avanzada edad, y ésto hace que sea una lucha muy popular. Sin embargo, se producen situaciones trágicas donde se desahucian a personas con enfermedades terminales o de avanzada edad.
Kolectivna Obrana Stanara
El Kolectivna Odbrana Stanara (Defensa Colectiva de Inquilinos) se constituyó durante el año 2017, a iniciativa de ASI y de militantes anarquistas y anarcosindicalistas, con el objetivo de luchar también contra los desahucios y desalojos que afectan a la clase trabajadora. El fenómeno de la privatización y gentrificación de la vivienda y de otros espacios, es nuevo en Serbia, por lo que también es nueva la organización que se ha creado al efecto de luchar en defensa de los inquilinos, y no hay muchas experiencias sobre ésta lucha, en este país; sin embargo, KOS ha hecho frente a los desahucios en Serbia y también contra la represión que se ha cernido contra ella.
La manera de luchar contra los desalojos en Serbia es muy parecida a la de Polonia. Sin embargo, existen varias diferencias que son muy importantes para entender la problemática específica en éste país contra estos fenómenos de privatización de la vivienda. Y es fundamentalmente que en Serbia, no hay ninguna ley que impida la ejecución de los desahucios en determinadas franjas horarias o que exista un requisito para que el inquilino sea avisado con antelación del desalojo.
Por esto, algunos desahucios son muy frustrantes porque una vez que Defensa Colectiva consigue parar un desalojo e impedir que los inquilinos tengan que verse obligados a salir de sus viviendas, reciben información falsa sobre cuando será el próximo desahucio, y muchas de estas segundas ejecuciones se producen sin aviso, cuando la vivienda está totalmente vacía, los inquilinos se encuentran en el trabajo o directamente durmiendo de madrugada.
También se han intentado ocupar edificios gubernamentales pero hay muchísima policía y todo está muy militarizado, a diferencia que en Polonia, donde a pesar del aumento de policía en los edificios del gobierno local, la policía muchas veces no puede impedir la ocupación de los edificios.
Otro problema añadido en Serbia es que se ha creado un movimiento paralelo formado por la derecha donde también colabora la policía. Y ésto es un problema muy importante para la lucha de los inquilinos porque supone un peligro ideológico que amenaza con desmembrar el movimiento, por lo que una de las cuestiones más importantes para Defensa Colectiva es justamente la de expulsar a estas personas de las luchas en defensa de los inquilinos, junto a la policía y a los partidos políticos, que quieren aprovecharse de las luchas populares.
Publicado en Fragua Social, nº 6 Primavera 2018, páginas 6 y 7.